Esa mañana Luis entraba por la puerta de la consulta del médico, tenia cita para recoger los resultados de las pruebas que durante la ultima semana, le habían hecho.

En principio él no estaba preocupado, se sentía bien físicamente, a pesar de que los últimos meses habían sido muy duros laboralmente hablando, aquel proyecto había absorbido todo su tiempo y ya no recordaba cuando había sido la ultima vez que había ido al cine con su mujer, o cuando había leído un libro, ni siquiera una revista sentado en el sofá que tanto le gustaba ocupar cuando volvía del trabajo.

Cansado, cierto que últimamente se había sentido cansado pero él no hubiera acudido al médico después del desfallecimiento que sufrió en el trabajo, si sus compañeros y su propio jefe no le hubiesen obligado.

Su mujer no sabia nada, no había querido preocuparla porque además estaba convencido de que seria una falsa alarma.

Cuando entró en la sala de espera donde se encontraba la consulta miró a un lado y a otro buscando un lugar donde sentarse, por fin vio uno al lado de una señora con mirada lánguida y el pelo rojo, su cara transmitía preocupación o tal vez solo aburrimiento.

Se sentó en un asiento y se dispuso a esperar su turno mientras sus pensamientos volaban en otra dirección.

No estoy preocupado, tengo aún muchas cosas que hacer y sé perfectamente que mi cuerpo se encuentra en buenas condiciones, además en cuanto termine este proyecto voy a tomarme una semana de vacaciones con Lidia, iremos a un lugar tranquilo a disfrutar de los días sin preocuparnos de horarios, niños, ni agobios de ningún tipo.

Ella esta guapísima últimamente, siempre lo ha sido, es cierto, pero estos últimos meses está de un guapo subido, con ese brillo en los ojos que le realza el atractivo, además, desde que está colaborando con los Servicios Sociales del barrio la veo todos los días con ropa diferente y la verdad, le sienta fenomenal.

Yo he sido muy egoísta, ella siempre se ha volcado en cuidarnos a mi, a los niños, siempre pendiente de tenerlo todo a punto y en perfecto orden para que nuestra vida fuera mas fácil.

Los niños ya son mayores y no necesitan tanta atención y se ha vuelto a ocupar de los mas necesitados colaborando con el equipo social, es una mujer maravillosa, debería decírselo más a menudo.

Es cierto, debería haberle dedicado más tiempo, si, atenciones materiales no le han faltado, en eso puedo estar muy tranquilo, bueno, la prueba está en el ultimo regalo de cumpleaños que la hice y conste que dí muchas vueltas hasta encontrar el presente perfecto.

Le gustan mucho las plumas y por eso recorrí muchas tiendas hasta encontrar una que fuera especial, casi exclusiva me habían dicho que era, una preciosa pluma color turquesa con pequeñas incrustaciones de nácar y que tenia el aval de una conocida marca.

Me dieron también la posibilidad de grabar sus iniciales en un sitio visible pero que no alterara su decoración ¡¡LR en fino platino!! ahora si que era una pluma de autentico lujo, llevaba las iniciales de la mujer que mas quería. Sabia que no podría vivir sin ella.

Si, decididamente voy a proponerle unas pequeñas vacaciones cuando termine todo esto, casi estoy viendo su cara de alegría, podrá dejar sus actividades por unos días, al fin y al cabo es un trabajo voluntario.Bien, ya me queda menos, la señora del pelo rojo acaba de entrar y el siguiente soy yo.

Doctor Antonio Perez, eso pone en la puerta, umm creo que este señor es nuevo, no le recuerdo, aunque la verdad, yo visito poco estos lugares, ni siquiera me acuerdo de cuando fue la ultima vez.

En fin, no creo que tenga mucho tiempo para conocerle, me dirá el resultado de las pruebas y estoy convencido de que todo ha ido bien, tal vez me recomiende alguna dieta, cierto que he engordado un poco pero apenas tengo tiempo de comer bien, maldito stress¡¡¡ tengo que bajar el ritmo de trabajo.

Ah, ya me llaman, perfecto.

Luis entró en la consulta, saludó al doctor y éste muy amablemente le ofreció que tomara asiento. Con lenguaje llano y sonrisa amable fue enumerando las pruebas a las que había sido sometido y los porqués de las mismas, así como los resultados que habían arrojado.

Al principio él había permanecido sentado escuchando lo que el médico le iba diciendo, poco a poco su cara se había ido tornando lívida asemejándose al color de la pared que estaba pintada de un blanco crudo.

Sus ojos iban perdiéndose en el infinito mientras que al mismo tiempo los pensamientos iban sucediendose en su cabeza a un ritmo vertiginoso, giraban como en un tiovivo, produciéndole una sensación de ingravidez y el dolor de lo desconocido se iba adueñando de él .

El pánico empezaba a agarrotar sus músculos y el miedo aparecía de repente como animal agazapado presto a saltar sobre su presa, que en este caso era él.

Hacia tiempo que ya no oía al doctor cuando se desplomó, cayendo al suelo.
Una pluma turquesa con incrustaciones de nácar y las iniciales LR reposaba sobre la mesa del médico.